Madrid lo forma gente de las cuatro esquinas del globo, de todas las culturas y con puntos de vista distintos. En Madrid cada uno encuentra su lugar porque a nadie se le pregunta de dónde viene. La vida se nota en el ritmo de la ciudad: las calles están siempre llenas y nunca parece tarde.

El Madrid de toda la vida, el de chulapos y chulapas, con garbo y bien dispuestos convive con las manifestaciones más vanguardistas y ha evolucionado enriqueciéndose con las aportaciones de todos aquellos que han venido a nuestra ciudad.
Madrid posee tradiciones que conviven con nuevas fórmulas de vivir y ocupar el tiempo libre de quienes viven, visitan u observan la ciudad. Las calles y barrios de La Latina, Arganzuela, Chamberí o el distrito Centro nos ofrecen lo mejor de ese “Madrid castizo” lleno de sabor y de sabores.